¿Dispuesto a fracasar?
Cuando un emprendedor comienza su
negocio, le desborda la ilusión. Si se ha atrevido a dar un paso tan decisivo
como abrir su propia empresa es porque cree firmemente que le saldrá bien, y
aborda con optimismo todos los inconvenientes iniciales del proyecto. Y así,
invierte su dinero personal y su tiempo, presuponiendo que haciendo todo bien
tiene el éxito asegurado.
Pero a medida que pasan los meses
descubre que da lo mismo el tiempo que le dedique, siempre hace falta más, y
todo el dinero que tenía previsto invertir hace tiempo que se ha esfumado, y
todavía es insuficiente. Así que el emprendedor se vuelca aún más en su
proyecto, dejando a un lado su vida y economía personal, arriesgándolo todo.
Tiene ahora la esperanza de que apostándolo todo, el negocio tiene que salir
adelante.
Aun así, pronto descubre que su
esfuerzo parece en vano, siempre ocurre algo que derrumba de golpe todo aquello
que tanto tiempo y esfuerzo le ha costado construir. Ya sea un cliente que no
le paga, un impuesto que llega sin avisar, unas ventas inferiores a lo
esperado, pronto se da cuenta que las cuentas no le dan, que se ha quedado sin
efectivo, que ya no tiene ni para pagar un cortado. Y tiene que seguir
trabajando, porque la máquina empresarial sigue girando, y ya no la puede
parar. Y es como una apisonadora, consume todo el tiempo y el dinero que el
emprendedor sea capaz de dar, hasta exprimirlo completamente.
Y una vez la empresa haya
destruido al emprendedor, no se detiene ahí. Resulta enormemente costoso
emocional y económicamente dar de baja el proyecto por el que se ha dado todo
lo imaginable. Una vez cerrado, puede que durante años se sigan
pagando las consecuencias de haberse atrevido a emprender.
¿Existe otra forma de escribir
esta historia?, Sí; ¿El destino de todo emprendedor es ver como fracasa su
negocio y su vida? No, por supuesto que hay otro camino, un futuro igual de
duro, pero que conduce al éxito personal y profesional. Y esa forma de triunfar
va ligada irrenunciablemente a la gestión del fracaso. En mi libro “20 consejos para emprender con éxito.
Reflexiones de un empresario arruinado”, mi primera recomendación es esta “Prepárate
para fracasar”. Porque ¿Cómo hubiera cambiado la historia anterior si el
emprendedor hubiera sabido que iba a caer?, ¿hubiera tomado las mismas
decisiones, o hubiera sido más precavido y conservador?
La cadena de errores que llevan a
que una empresa destruya al emprendedor comienza incluso antes de que se abra
el negocio. Y recomiendo al que quiera aprender a emprender, que antes de abrir
un negocio trate de aprender un deporte de cierto riesgo que nunca antes haya
practicado, como patinar o esquiar. Si recuerdas como aprendiste a montar en
bicicleta, te das cuenta que comenzaste con miedo a caerte, ibas con
precaución, y por supuesto con ruedines y ayuda de una persona mayor. De hecho,
sabías que te ibas a caer, y por eso empezabas muy despacio. Es más, comenzando
a aprender te caíste varias veces, pero así todo te levantaste y volviste a
pedalear. E incluso, cuando ya ibas solo, sin ruedines ni ayuda, y creías que
ya sabias montar en bici, te caías algunas veces, pero te levantabas y seguías
adelante.
Con tu negocio tienes que hacer
igual, empezar muy poco a poco, sabiendo que vas a fracasar ¿Por qué? Porque
así cuando te entren los primeros 100 €, no te lo vas a gastar alegremente, porque sabes que dentro de poco te caerás, y esos 100 € que ahora te parecen nada, en
breve serán casi la diferencia entre la vida y la muerte empresarial. Porque
sabiendo que te vas a caer, no te atreverás a tomar decisiones arriesgadas
tratando de abarcar demasiado, sino que te ceñirás a lo que realmente te es
rentable, aunque no puedas crecer tan rápido como tú soñabas. Tienes que
aprender que las empresas sufren ciclos, y que la sociedad también. Cuando
tengas un ciclo favorable, tienes que preocuparte y prepararte para cuando
lleguen los malos momentos, porque seguro llegarán ¿Habrás hecho los deberes y
estarás preparado para fracasar?
Para tener éxito hay que estar
dispuesto a fracasar todos los días, a que todo te salga mal, muy mal. Mantén
la cabeza fría, respira dos veces antes de tomar decisiones, y sobre todo,
aprende de cada fracaso, cada vez que algo te sale mal es una oportunidad única
para adquirir nuevas habilidades empresariales, algo que no te podrán enseñar
en ninguna escuela de negocios, porque no hay mejor enseñanza que la práctica
del día a día en tu negocio. Mucho éxito.
Matías Fonte-Padilla, es Biólogo,
Escritor, Divulgador y Emprendedor. Es Autor del libro "20 consejos para
emprender con éxito. Reflexiones de un empresario arruinado", publicado
por Ediciones Idea. Puedes seguir sus actividades a través de su cuenta de
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