Y casi sin darnos ni cuenta cumpliste dos años. Tengo dudas de si algún día llegarás a leer esto. Puede que cuando en dos o tres años aprendas a leer ya no existan los blogs, ni las redes sociales, ni nada por el estilo. Y este texto entonces quedará en el olvido en un hipersepacio virtual obsoleto.
Pero puede también que entonces con una conexión 38G de Vodafone me leas el iris y sepas lo que quiero decirte. En todo caso quería escribirte, ahora a estas horas de la noche cuando ya llevas un buen rato en brazos de Morfeo.
Solo quería darte las gracias por cada uno de estos días de estos dos últimos años: tiempos de adaptación, de darle un revolcón a las prioridades y de esfuerzos por ser un buen padre.
Hace dos años del día más nervioso de mi vida cuando rompiste la bolsa amniótica para adelantarnos tu inminente llegada.
Desde entonces la vida ha sido más intensa, en lo bueno y en lo estresante.
Y aunque mamá y yo corremos tras de ti por la calles y los parques como si fuéramos tus escoltas quiero que sepas que somos muy felices por ser tus padres y que estamos muy orgullosos de ti.
Espero que tu conexión 38G de Vodafone sea lo suficientemente buena para que sepas leerme en los ojos todo lo que quiero agradecerte.
- Tu sonrisa cada mañana (cuando no despiertas de mal humor)
- Tu forma de llamarme "Babí"
- Tus visitas impacientes al despacho cuando estoy trabajando para salir al parque.
- La forma en que quieres a mamá (sabes que no puedo competir con eso)
- Tus "ta mañana" de cada noche.
- La confianza con la que hoy te tirabas a la piscina de adultos del hotel sabiendo que los brazos de mamá y papá estarían ahí para recibirte....siempre.
- y mil, millones de cosas más que espero vivir en los próximos años contigo.
No puedo decirte más que papá y mamá te amamos con todo nuestro corazón.
¡Felicidades, mi vida!
