¡Pues sí! Lo cierto es que estoy muy contento con la evolución de mi objetivo de adelgazar. Como saben, el confinamiento me pasó una seria factura. El estrés, el trabajo desde casa pasando muchas horas delante del ordenador y sobre todo el sedentarmismo (no podia realizar mis habituales caminatas desde el Barrio de la Salud hasta las Teresitas) provocaron un aumento de peso considerable. Y llegué a los 113 kilos. Sí, una auténtica salvajada.
Pensé que era hora de volver a manos profesionales, y ahí encontré a Vicente en el Centro Aguere. A fecha de hoy he perdido ya 10 kilos pero lo que es más importante, ha sido poco a poco, sin la obsesión de pesarme compulsivamente por mi cuenta. Prácticamente solo me peso en las supervisiones quincenales.
He aprendido a tener la paciencia de ir poco a poco, para que el cambio sea real, (perder grasa, no agua) y sobre todo incorporar nuevos hábitos alimenticios.
El desempeño de Vicente es increíble, cercano, motivador y sobre todo, experto. Te da un montón de datos sobre tu metabolismo, tus porcentajes de grasa, la calidad de tu masa muscular, etc.
Y lo que es más importante, te hace un plan nutricional adaptado a tus necesidades. (no es la típica dieta que fotocopias de tu cuñado).
Por poner un ejemplo, a mí me ha ayudado mucho el diseñar una cena verdaderamente "a medida". La noche era sin duda uno de los puntos críticos del día . Ahí creo que reside sin duda gran parte del aumento de peso que sufrí. Picar de noche, "mandarme un bocadillo", tomarme medio paquete de galletas o una palmera de chocolate era algo habitual.
Ahora tengo la sensación maravillosa de irme cada día a dormir sin pasar hambre y sobre todo sin haber realizado ningún atracón de azúcar.
Aún debo seguir bajando pero ya 10 kilos son para mí un hito y empiezo a experimentar esa sensación maravillosa de ponerme algún pantalón que antes no servía o alguna camiseta sabiendo que ya no tengo esa barriga de antes.
