25 ago 2019

El camino Zen a las Teresitas




Este verano he conseguido consolidar un nuevo hábito en mi vida. Y estoy muy entusiasmado por ello porque de golpe favorezco la  salud y también me procuro momentos de reflexión y tranquilidad.

El hábito es muy sencillo: estoy caminando varios días en semana (en torno a 4-5 días) desde el Barrio de la Salud (a la altura de la célebre tienda de deportes de la Avda Venezuela) hasta las Teresitas. 

Al principio me lo tomé como un ejercicio deportivo pero lo cierto es que hoy mismo ya es una rutina maravillosa que me aporta más que quemar calorías.

Además no busco hacerlo en un tiempo determinado, ni mucho menos. Podría decir que mi ritmo es medio tirando a lento ya que hago el recorrido en dos horas y media, pero lo hago tan cómodo y disfrutando tanto que no quiero acelerar el paso.

Tal vez te asuste la rutina o te parezca una salvajada pero te juro que esas dos horas y medias me aportan mucho equilibrio, bienestar y enfoque en mi vida.

La jornada comienza a las cinco de la mañana. Después de prepararme a las cinco y media ya estoy en la calle. Como puedes suponer a esa hora hay muy poca gente en la calle, ya sea fin de semana o día laborable.

El trayecto empieza por la calle Mencey Benahoare y desde ahi todo recto hasta alcanzar la antigua Plaza de la Paz donde giro hacia toda la Rambla de Pulido hasta llegar a la Avenida de Anaga. 

Una vez ahí el trayecto es cómodo contemplando siempre el mar a la derecha y atravesando La Escuela Nautica,  Valleseco, la fábrica de cemento y unos minutos después San Andrés.

Al llegar contemplo unos minutos el mar y la guagua de Las Teresitas me devuelve en unos minutos a la Estación y de ahi a casa Me ducho y ya estoy como nuevo para comenzar el dia y aún no son las 9.30 de la mañana.

Te acabo de contar el Qué, pero falta el Cómo que es lo que realmente enriquece y hace que disfrute el Qué.

Normalmente voy escuchando algun archivo mp3 que puede variar desde alguna conferencia de Sergi Torres, alguna charla TED o algún programa de La Vida Moderna.

Últimamente pongo música instrumental, relajante y te juro que siento que el tiempo se detiene.

Otras veces decido no escuchar ningún archivo sino caminar en silencio escuchando tal vez la leve brisa del viento.

Desde hace tiempo este pequeño espacio de mi vida se ha convertido en mi momento y ahora es mucho más que una caminata. Se ha convertido en ritual, en experiencia de meditación y reflexión, en un momento de flujo.

En breve comenzaré a dar clases a las 8 de la mañana algunos días pero ya estoy buscando la forma de seguir haciendo esta caminata para seguir regalándome a mi mismo esta experiencia cotidiana.

Porque cada vez estoy más convencido que la felicidad consiste en hacer acontecimientos de los pequeños actos cotidianos.



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