1 ene 2019

El misterio del sexto dedo





Hoy quería compartir una anécdota que me ocurrió el 17 de agosto, el día que nació Camila. Se trata nada más y nada menos que de El misterio del sexto dedo.

Al nacer Camila le hicieron en una cuartilla la impresión del pie que puedes ver en la imagen. Envuelto y absorto en la emoción del momento sonreí al ver la imagen y la guardé, pero  ciertamente no presté especial atención. Todos mis sentidos estaban centrados en la niña, en su estrenduoso llanto y en la madre.
  
Recuerdo guardar la cuartilla en la carpeta con toda la documentación de las pruebas médicas que llevaba y centrarme en vivir ese momento especial y único que es el nacimiento de tu hija.

Las horas pasaron y llegó la madrugada. Esa noche apenas dormí unos minutos al pie de la cama vigilando entre cabezadas a Camila y a Aranxa.

Al llegar el amanecer me acordé de la impresión del pie y decidí rescatar la cuartilla para verla con tranquilidad. 

Y fue entonces cuando descubrí algo: ¡aparecían 6 dedos en el pie!. La primera reacción fue incredulidad, luego tratar de mantener la calma y contarlo con el dedo índice sobre el papel. No había duda, eran 6 dedos. No sé cuántas veces hice compulsivamente la cuenta. Desde el dedo gordo hasta el meñique (o meñiques).

Me levanté del sillón decidido a afrontar la realidad A lo mejor se trataba de un error, tal vez una ilusión óptica y quería conocer la verdad. Y además si mis temores eran ciertos mejor afrontarlos cuanto antes.

Camino a la cuna en la que dormía tapada Camila trate de racionalizar la situación haciendo un rápido análisis de los pros y contras de la situación.

Me costó un mundo encontrar algún que otra ventaja: en las acampadas del cole podría ser el centro de atención de sus amiguitos y también, quién sabe podríamos pedir una paguita. Además, siempre podría presumir por ahí de tener un dedo de repuesto.

Como desventajas las encontré todas: se incrementaban exponencialmente las probabilidades de golpearse de madrugada con la mesita de noche, su cuerpo estaría desequilibrado hacia un lado y lo peor de todo, la gente pensaría que seria la hija de Margarita Seisdedos, el célebre personaje televisivo de los 90 que llevaba un ladrillo en el bolso y era la madre de Tamara (luego Ámbar y después Yurena)

Llegué a la altura de Camila y conteniendo la respiración liberé su pie de la manta. Ahí estaba el manojito de dedos. Puse la linterna del móvil y conté tembloroso...1,...2...,3....4.. y  5!!! Al llegar al quinto se acaban los dedos. Conté de nuevo y el resultado fue el mismo. ¡Bravo! Contuve la alegría y tapé de nuevo su pie. Y miré de nuevo el papel con la tranquilidad de quien no le afecta lo que ve. Posiblemente al apoyar el pie lo desplazó y eso fue lo que produjo la falsa impresión de un doble dedo meñique aliviado.

Ahora sí, respiré profundo tras la normal contabilidad de los dedos a la vez que eche de menos la posibilidad de la paguita.



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