Esta calle es sin duda uno de los grandes anclajes de mi vida. Se trata de la calle Lorenzo García del Castillo, "técnicamente" conocida en mi infancia como la calle "empinada" para llegar al colegio. El destino ha querido que siga viviendo por la zona y esta mañana he pasado por delante de ella y me he detenido a recordar.
Lo primero que me vino a la cabeza es la ansiedad con la que con 7 u 8 años me "asomaba" nada más llegar a esta calle (justo en la parte que aparece en la foto el coche) para saber si mi madre me estaba esperando abajo del todo, en la farmacia (justo el punto desde el que saco la foto).
Da igual que no estuviera solo, que mis hermanos me acompañaran. Mi miedo era no verla.
Y siempre esos nervios anticipatorios por si acaso faltara y lo cierto es que nunca falló; siempre estuvo ahí, cada uno de los días en que estudié EGB.
Y ya me sucedía entonces algo que ocurre con mucha frecuencia en la vida, preocuparnos por cosas que jamás sucedieron.
Luego, recuerdo emprender una carrera peligrosa cuesta abajo para llegar a su encuentro ( y mi madre haciendo gestos con la mano de que no corriera). Tampoco recuerdo ningún día que me cayera.
Y me encontraba con ella y todo era una felicidad continua, que solamente la rompía la ansiedad del día siguiente. Porque al llegar al mismo punto me asaltaba de nuevo el miedo a que mi madre no estuviera.
