Estas tres mujeres con
tres historias diferentes han marcado mi vida y han influido de forma determinante
en quién soy hoy.
Concepción González, “Conchita”: Mi
madre. Aprendí de ella a ser fuerte,
optimista y no darme nunca por vencido. Fue un ejemplo para mí por su actitud y
su lucha frente a una enfermedad de más de 20 años. Entendió que no era el
momento de irse, que le quedaban tres motivos-sus tres hijos- a los que debía
darle lo mejor de ella. Era posiblemente la persona más querida en mi calle y
en mi barrio y estoy orgulloso de que me recuerden como “El hijo de Conchita”.
No dejo de acordarme de ella cada día de mi vida.
Aranxaxu Saglimbeni: Mi compañera en el camino, mi pareja.. Porque es
un ejemplo de bondad, de superación y porque tuvo el valor hace seis años de
dejar su vida en Venezuela y venirse con una maleta cargada de sueños para una
vida mejor en Tenerife. Para mí es el ejemplo cotidiano de las personas
luchadoras.
Camila Saglimbeni: Mi hija, mi TODO. Porque con solo seis meses
de edad ha puesto mi vida patas arriba para darle un nuevo significado. Porque
su sonrisa ilumina mis días. Y porque no hay mejor regalo en la vida que
poderle dar cada noche en esos cachetes un beso de buenas noches.
David Hernández, hijo, pareja y
padre.