20 dic 2017

Camilando por la vida: Un año de la maravillosa noticia




Hoy hace justo un año de la noticia más bonita que me han dado en la vida. Y esa noticia no me la dio ninguna persona, ni me enteré por internet, ni por un correo electrónico. Me la dio un aparatito llamado PREDICTOR. Sí, dos rayas verticales que indicaban que venías.

Aún recuerdo los días previos en los que "sospechábamos" que posiblemente estabas de camino. Nos cogió en plena fase de enganche con la serie "Narcos". Recuerdo que en un momento de pausa entre dos capítulos mamá fue al baño y de repente un mareo repentino casi hizo que se cayera al suelo. Después del susto seguimos viendo el capítulo como si nada, pero lo cierto es que entre medias de tanto "plata o plomo", "tatita" o "hijueputa" yo pensaba que algo estaba pasando.

Unos días después vino la prueba definitiva: una hipersensiblidad a lo bestia, extremadamente desarrollada que hizo que mamá rompiera en un llanto atroz cuando Pablo Escobar era abatido por los agentes de la DEA.

Te lo juro, Camila, mamá lloraba como si fuera familia nuestra. Es más creo que cuando yo me muera no va a llorar ni la mitad de lo que lloró ese día. Fue algo extremadamente raro, que me indicaba que mamá estaba "intensa" por dentro.

Y por cierto, no es que esté a favor de la pena de muerte pero es que el colega ya estaba jugando con fuego desde el capítulo uno y no era descabellado pensar que acabara así. No me lo imaginaba yo viejito, cobrando su pensión los días 25 en "Cajacanarias" y jugando a la petanca como si no hubiera pasado nada. Se lo buscó totalmente.

Unos días después en una farmacia de Las Indias compramos dos predictor (¿el plural es "predictores"?). Sí,  compramos dos. Ya entenderás las manías de papá y las compulsiones con las revisiones y las repeticiones. Con las revisiones y las repeticiones. Sí, con las revisiones y las repeticiones.

Recuerdo que esos días estaba dando un curso en las instalaciones de JESUMAN. Eran cinco horas seguidas y no quería hacer ninguna prueba de embarazo hasta que lo acabara para no descentrarme. Quería saberlo cuando fuera libre para explotar sin límites.

Y esa noche, de madrugada, a eso de las tres de la madrugada de repente mamá  se levantó para ir al baño. Y entonces yo corrí tras ella predictor en mano. Hicimos la prueba. Primero apareció una raya y segundos después la segunda raya que te hacía real.

Luego vino la lógica confusión, el no saber qué hacer, qué decir y sacamos el segundo predictor. Yo no sabía que pitaba. ¡Menudo susto!. Lo cierto es que aquel pitido rompió el silencio de las cuatro de la madrugada. El mensaje no dejaba lugar a dudas "+ de 3 semanas". Ya estabas de camino.

El corazón se agitó, un calambre recorrió el estómago y el pecho se llenó, como si tuviera dentro fuegos artificiales.

Solo recuerdo un abrazo con mamá, nuestras risas nerviosas  y recorrer un millón de veces el pasillo de casa. Baño, pasillo, salón, baño, pasillo, salón.. así más de una hora, Camila.  Los mismos recorridos que meses después haría junto a mamá  muchas noches para dormirte .

Hoy hace junto un año de la mayor experiencia de mi vida, que en mi caso fue doblemente intensa cuando supe además que eras niña. Si hubieras sido niño seguramente te querría igual, ¡¡¡¡pero es que además eres niña!!!!

Desde todo ha sido un sueño (y a veces también una falta de sueño por los cólicos) pero sin duda, la aventura y la experiencia más bonita de mi vida. Imagínate como ha sido, que he vuelto a creer en la Navidad.








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