El amor y más concretamente las relaciones de pareja es uno de los motivos de mayor sufrimiento de las personas. Todos hemos sufrido por ello y tenemos a nuestro alrededor a amigos que sufren actualmente han sufrido por ello.
Quería hablar hoy de las relaciones que duelen porque no se terminan. Esas relaciones sobre las que tenemos nuestras esperanzas puestas (tal vez demasiadas) para que cambien en el sentido deseado por nosotros. Y es que a veces tener esperanzas es contraproducente para nuestra felicidad. La dicha y nuestro bienestar exige a menudo cerrar historias, finiquitarlas, cicatrizarlas y darles carpetazo. No existe otra solución.
Hay una infinidad de sufrimiento que se ahorraría si no nos empeñásemos en dar "otra oportunidad" a lo que nos ha hecho mil veces infelices, a lo que se estira como un chicle hasta perder el sentido. El duelo solo se pasa una vez, pero las relaciones intermitentes agotan la vida de cualquiera.
Hay dos expresiones que me gustan escuchar en los procesos de coaching: ¡Basta ya! y ¡Se acabó! porque denotan el intento de crear una nueva realidad, un nuevo entorno en el que vivir. Pronunciar esas frases implican un compromiso por acabar con lo anterior e iniciar la dolorosa travesía de la separación.
Por eso me gusta especialmente la letra de esta canción de María Jiménez, "Se acabó, porque refleja ese momento de valentía que lo puede cambiar todo. La letra no tiene desperdicio alguno, es toda una declaración de intenciones. Aquí te la dejo para que la disfrutes.
