21 may 2015

El truco del vaso de agua






Al final van a pagar justos por pecadores y me voy a negar a darle un vaso de agua a cualquiera que toque en la puerta de mi casa.

Ocurrió hace un poco de tiempo. Me tocó en la puerta un agente del Club del Libro y de la Galería del Coleccionista. En teoría, (me había dicho eso en la conversación previa telefónica), me quería dejar en nombre de su entidad un regalo y dejarme el catálogo de mes para que volviese a ser cliente del Club del Libro.

Abrí la puerta y empezó con una empatía sobreactuada: "te llamas como mi primo", "yo paso muy a menudo por esta calle y me encanta", etc. ¡Boberías! Fue entonces cuando me tendió la trampa: "¡Uff, tengo una sed tremenda!¿Me podrías dar un vaso de agua?" "¡Claro!"- le dije. Y al volver de la cocina ya había entrado y se había sentado en el sofá. Sentí más que nada vergüenza ajena.

Evidentemente todo fue penoso a continuación. Me intento ofrecer una enciclopedia y  donde había dicho "digo" ahora no decía "diego" sino "solicitud de compra con descuento". Es decir, me traía el regalo (un llavero de los chinos) y una orden de compra de una enciclopedia para que la firmara. Le pedí que se fuera al acto. Se largó con la enciclopedia, el llavero de los chinos y con cara de sorprendido.

No quiero saber más del Círculo de Lectores. Por supuesto, me quejé cuando una operadora hizo una llamada de seguimiento. Alucinó en colores. Me alivió encontrar entre ellos alguien con sentido común.

Esa es la historia. Cuidado cuando te pidan un vaso de agua, no se la des, ni aunque sea del grifo.



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