Llevamos dentro una especie de Diógenes que nos hace aferrarnos a las cosas. He descubierto hace relativamente poco el placer de saber desprenderse de las cosas, en especial de las cosas materiales. Y es un auténtico placer. ¡Quién lo diría, pero la bolsa de la basura puede convertirse en un camino recto para alcanzar una sensación liberadora!
No soporto las cajas llenas de cosas viejas, apuntes, libros, libretas, revistas. Y las ves y pese a que hace 5 años que no te acuerdas de ellas las dejas ahí "por si acaso" o porque son "recuerdos". ¿Qué clase de recuerdos son que si no las ves ni te acuerdas de ellos? ¿Cómo te vas a acordar de algo que ni siquiera sabías que tenías?
La recomendación es clara: Oxígeno para el espacio. quitar bultos de la habitación limpia el aire, lo deja circular libremente y te evita el estrés visual de esa caja que "atrabanca" todo.
Coge esa bolsa negra de la basura y disfruta. Imagina que al meter toda ese lastre en el "agujero negro" te liberas de él. Luego sal a la calle, airéate y ponlo en el contenedor. Cuando lo sueltes sentirás una inmediata sensación de alivio. El apego no tiene es necesariamente bueno.
