14 jul 2013

Que tu miedo no te engañe: el efecto Lydia Lozano


Hace unos meses tuve la ocasión de ver a Lydia Lozano en el programa "¡Mira quién salta!". Se trataba de un concurso que premiaba al mejor de los saltadores (todos eran famosos) de un trampolin. Me llamó mucho la actitud y el comportamiento de Lydia Lozano, ya que se autoboicoteaba sin compasión cada vez que le tocaba saltar.

Era común que los concursantes tuvieran miedo. Se "asomaban" desde el trampolín para ver el agua y manifestaban abiertamente su miedo. En todos, la sensación de miedo obedecía a la sensación "normal" que generaba lo desconocido, la altura y la posibilidad de golpearse de mala manera contra el agua.  Ese miedo les hacía tomar precauciones y prepararse más y mejor para el salto.

En el caso de Lydia el efecto era totalmente diferente. Estaba bloqueada cien por cien. Y en su forma de actuar se podía ver nítidamente como se autobloqueaba cada vez más.

La estrategia de Lydia era la siguiente: se "asomaba" para ver qué sensación tenia y al asustarse verbalizaba una y otra vez "No puedo, no puedo". El problema era que parecía esperar a no tener miedo para lanzarse y por ello, mientras tuviera miedo no se lanzaría.

Esta apreciación me llamó poderosamente la atención ya que la seguimos cuando queremos dar un cambio y tenemos miedo a darla. Entonces sobrevaloramos la emoción ( "si tengo miedo es señal de que no debo hacerlo") y por tanto no damos el paso. Se me asemeja mucho con el caso concreto que más a mano tengo por mi trabajo con emprendemos. Esperamos a no tener miedo y sentirnos seguros para dar el paso.

Creo que se trata de la más grande de las ilusiones. Sobrevaloramos lo "cogntivo", la forma de pensar y nos confiamos en que esa seguridad venga a nuestra cabeza y entonces damos el salto. Debemos aceptar la incertidumbre que está en practicamente todos los aspectos de la vida. Son raras las situaciones en la que estamos totalmente seguro del cambio que vamos a dar.

La estrategia más útil para Lydia será lanzarse a pesar del miedo, lanzarse con el miedo y será ese comportamiento el que acabará dándole seguridad. Una vez se lance desde el trampolín y piense que "no era para tanto", habrá avanzado en su seguridad.

No quiero recomendar que olvidemos lo "cognitivo", el trabajo con las creencias y las formas de pensar. Lo único que quiero decir es que a veces no es suficiente actuar así. En cierto sentido pasa igual que con la autoestima. Según Branden, está en función de lo que haces, es lo determinante. Puedes "esperar" a sentir más autoestima para exponerte a hablar en público. Pensar así es confiar en que te llegará una fuerza exterior y te convencerá. Puede pasar mucho tiempo. Tal vez sea más rápido exponerse a hablar en público sin excusas y poco a poco ver que nos desenvolvemos mejor y que lo estamos haciendo bien. Es una opción más rápida.

En situaciones de cambio esperar a estar totalmente seguros de algo para dar el paso es una ilusión, una trampa de nuestro miedo. Tampoco quiero decir que haya que dar el salto a lo loco, ni mucho menos. Hay que razonar, pero no tratar de razonar absolutamente todo y mucho menos los miedos. No razones con tus miedos, enfréntate con ellos. Actúa.
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