A lo largo de mi experiencia como coach me he dado cuenta que los sufrimientos de las personas (al margen de situaciones personales: muerte de un ser querido, enfermedad grave, ruptura sentimental, etc) vienen de cuatro factores. Sería por decirlo de alguna forma, cuatro formas de sufrimiento de "generación endóngena", es decir, no vienen creados por una situación externa "objetiva": muerte, enfermedad, etc, sino que tienen que ver con nuestra forma de configurar el mundo y de aquellos en lo que enfocamos nuestro pensamiento y con ello nuestra energía.
Perfeccionismo:
La
perfección es pura ilusión, no existe. Sin embargo es fácil caer en la tentación de buscarle un "pero" a todo. Así cualquier cosa que hagamos bien, observamos que "siempre es mejorable", y centramos nuestro enfoque en lo que queda por conseguir, más que en lo que hemos conseguido. La vida así carece de ilusión, nada es suficiente, corremos detrás de un ideal que jamás encontraremos.
Tratar de que la gente cambie (según nosotros queramos):
Es otra ilusión. Si ya es complicado hacer que la gente cambie, tratar de hacer que cambie por nosotros es la mayor de las utopías. La gente no cambia por ti, cambia por ella misma. Y si no lo hace por ella no lo hace por ti. Y si argumentas que realmente ha cambiado por ti te felicito por una cosa: porque tienes un poder de amenazar increíble. Pero eso no es cambiar, es un cambio puntual bajo amenaza. La gente cambia por ella misma o no cambia
La comparación:
Es una vía
directa para la frustración. Cuando te comparas con alguien no estas siendo
objetivo. Te comparas con personas idealizadas, quieres hablar como Iñaki
Gabilondo, ser tan simpático como Chiquito de la Calzada o tener el éxito
empresarial de Bill Gates. Nuestra mente nos juega malas pasadas y caemos en su trampa. Nos hace compararnos con ideales y así no hay quien pueda. Las comparaciones así están perdidas de antemano porque no se basan en la realidad.Una vez leí en un libro una frase que resultó divertida pero creo que ilustra esta tendencia a compararnos. Para ser feliz, no hay que tener un coche, sino un coche mejor que el de tu cuñado. Olvidemos las comparaciones. Compárate tan sólo con lo que quieres llegar a ser.
Pesimismo-Negatividad:
Una mente negativa o pesimista filtra todo para ver el peligro. Todo absolutamente entonces es potencialmente peligroso. Surgen los ¿Y sí? que nos llenan la cabeza y nos hacen sentir indefensos. La experiencia nos dice que los miedos que anticipamos pocas veces se dan en la realidad y cuando se dan tenemos más margen de maniobra del que pensábamos. Sin embargo caemos en la trampa del pesimismo con una facilidad espantosa.