Antes que nada debo decir que en la historia que narraré a continuación entiendo perfectamente la respuesta de la persona que me atendió. Lo único que quiero hacer es una reflexión sobre lo sucedido, porque me resultó llamativo.
Casa de la Cultura. No tengo perdón, llevo un libro a devolver con retraso de dos días. La cosa huele mal, malas cartas", tiene pinta de caerme una sanción de dos días sin poder sacar libros. Aún así trato una débil e inútil triquiñuela para evitar la sanción.."Es que la otra vez tu compañera me la pudo quitar..." El supuesto truco no funciona ni de coña. El chico que me atiende se muestra franco y sincero: si pudiera te quitaría la sanción, pero es que ahora la máquina no me deja, no puedo hacer nada. ¡Vale!, no pasa nada...- le dije. Me explica que antes si podían "jugar" con el ordenador y cambiar la fecha pero ahora eso es imposible... Camino de casa en un alarde de "ida de olla", pensé más allá..Lo que había pasado indicaba claramente que ahora la máquina ( me gusta más pensar en un robot) dominaba al hombre. El hombre creó al robot y ahora se somete a él. Lo dicho, se me fue la olla y fantasee en mi cabeza otras situaciones análogas que se podrían dar.
En el ascensor:
Perdone (dice el bombero), pero el ascensor ha decidido no abrirse. En las próximas horas lo intentaremos.
En el hospital:
Perdone (dice el técnico del scanner), pero la máquina ha decidido dejar de funcionar y no la podemos controlar. No podemos sacarle de ahí dentro, tendrá que esperar que la máquina cambie de opinión.
A los pocos días fui a la Biblioteca de Ofra y ahí entregué un libro con un día de retraso. Esperaba algo así como "no podemos hacer nada porque es la máquina...." pero afortunadamente... aún hacían el préstamo "a mano". ¡Qué bien!- grité para mis adentros. Aún hay algún sitio en el que las personas compasivas no están sometidas a las máquinas.
PD: También es cierto que todas estas historias me las ahorraría si entregase los libros a tiempo....
